Quise matar al niño. Soy un animal, nadie sabe lo que
pienso.
Luego de cajetear el molinete del subte volví al submundo de mis pensamientos villeros. Y cuando digo VILLEROS me refiero a la falta de contención, a la ausencia de un Estado de gracia, al desamparo. En Rivadavia y Mercedes, bajo un puente, junto a un callejón olvidado me detuve a abrazarlos.
Estaba tan ansiosa que le toqué bocina a un semáforo en rojo, sólo quería detenerme con mi auto y escribir lo que me pasaba.
Emerge de mí una especie de monstruo que detesta al resto de los humanos. No sé qué me pasa; pero cada vez que entro al subte me agarra fobia y desagrado. Yo no era así, es decir nunca fui fanática de la gente pero tampoco la odiaba. Y ahora solo puedo notar lo desagradable que es la gente en el subte. Sino hasta ayer, comprendí porque todos van recluidos en sus celulares o libros (somos 3 pero somos). Para qué alzar la cabeza si adelante hay un señor con aliento, una mujer mal peinada o un niño maleducado que solo hace reír a su madre ordinaria. Odio a esas madres relajadas, que abordan la crianza de sus pinches pendejos como algo comunitario que tendríamos que tolerar por el hecho de que son niños.
Luego de cajetear el molinete del subte volví al submundo de mis pensamientos villeros. Y cuando digo VILLEROS me refiero a la falta de contención, a la ausencia de un Estado de gracia, al desamparo. En Rivadavia y Mercedes, bajo un puente, junto a un callejón olvidado me detuve a abrazarlos.
Estaba tan ansiosa que le toqué bocina a un semáforo en rojo, sólo quería detenerme con mi auto y escribir lo que me pasaba.
Emerge de mí una especie de monstruo que detesta al resto de los humanos. No sé qué me pasa; pero cada vez que entro al subte me agarra fobia y desagrado. Yo no era así, es decir nunca fui fanática de la gente pero tampoco la odiaba. Y ahora solo puedo notar lo desagradable que es la gente en el subte. Sino hasta ayer, comprendí porque todos van recluidos en sus celulares o libros (somos 3 pero somos). Para qué alzar la cabeza si adelante hay un señor con aliento, una mujer mal peinada o un niño maleducado que solo hace reír a su madre ordinaria. Odio a esas madres relajadas, que abordan la crianza de sus pinches pendejos como algo comunitario que tendríamos que tolerar por el hecho de que son niños.
“¡Niño horrible te mataré!”, ladraba mi mente
mientras hacía de cuenta que continuaba leyendo; y en realidad escupía y meaba
a la gente horrible.
“Si, pequeño rufián que tenés el vasito de helado DE DULCE DE
LECHE DERRETIDO en tu tierna manita, amenazando constantemente con lanzarlo en
mi falda blanca… A vos, voy a asesinarte como It El Payaso Asesino asesinó a GE
GE GEORGIE”, luego gesticulé una media sonrisa e hice de cuenta que
seguía leyendo. Yo que tanto le temía a ese payaso, creo que ahora
podríamos ser buenos amigos.
Hoy a la mañana estaba hundida detrás de una inmensa gorda que me daba calor, no me molestaba porque hacía frío, “la reventada madre que pone el aire tan bajo”, pensé y me refugié en el antebrazo inmenso de la mujer.
Lo o la maldigo, como al niño, como a ustedes, como a mí. Soy un monstruo, no lo niego…
Llevo muy bien la vida de no fumar.
El humor es lo de menos, vos sos el pulmón bueno...
Lo extraño de esto es que la dificultad de hoy es: 8
Lo extraño de esto es que la dificultad de hoy es: 8
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