El peor día de mi vida… Más o menos. No es el peor, soy bastante fracasada como para haber tenido peores; pero es uno en que me cuesta todo. Tengo un MALHUMOR temible. Soy más mala que Cruella de Vill en Los 101 Dálmatas. Me haría un tapado con 103 Dálmatas y un patito bebé tierno que lo separo de la madre junto con su amigo gatito de seis meses. Es más, estoy tan de malhumor que ya no sé cuándo es justificado y cuándo no; de hecho, ya ni siquiera sé si es parte de mi personalidad. Soy un ser horrible. La cuestión que hoy andaba tan en versión gris y negro que me tuve que ir a caminar porque ya me la estaba por agarrar con mi madre (fui a visitarla). Me fui a una plaza con sus perros, los cuales no asesiné (es muy importante que resalte a quiénes asesino y a quiénes no porque así es mi vida desde hace unos días). Sentada en la plaza sin mirar a nadie, ni a nada, respirando profundo, porque ahora se me da por respirar profundo (dicen que se alcaliniza el cuerpo y relaja bla bl
Todo lo que leerá a continuación ha fracasado.