El peor día de mi vida… Más o menos.
No es el peor, soy bastante fracasada como para haber tenido peores; pero es
uno en que me cuesta todo. Tengo un MALHUMOR temible. Soy más mala que Cruella
de Vill en Los 101 Dálmatas. Me haría un tapado con 103 Dálmatas y un patito
bebé tierno que lo separo de la madre junto con su amigo gatito de seis meses.
Es más, estoy tan de malhumor que ya
no sé cuándo es justificado y cuándo no; de hecho, ya ni siquiera sé si es
parte de mi personalidad. Soy un ser horrible.
La cuestión que hoy andaba tan en versión gris y negro que me tuve que
ir a caminar porque ya me la estaba por agarrar con mi madre (fui a visitarla).
Me fui a una plaza con sus perros, los cuales no asesiné (es muy importante que
resalte a quiénes asesino y a quiénes no porque así es mi vida desde hace unos
días).
Sentada en la plaza sin mirar a
nadie, ni a nada, respirando profundo, porque ahora se me da por respirar
profundo (dicen que se alcaliniza el cuerpo y relaja bla bla bla) comienzo a
escuchar una voz masculina que decía lo siguiente:
—“El tiempo es hoy, dijo William Shakespeare.
El tiempo es eso hermoso que podemos disfrutar ahora. ¡Mejoremos!— decía la voz
de locutor empedernido y continuaba— siempre hay cosas por mejorar. Soy Carlos
y estoy en este hermoso parque y miren que hermoso día es hoy”— finalizó.
Y yo ya había girado mi cuerpo para
ver de qué se trataba eso que Dios (por algún extraño motivo) quiso que
escuche. El fulano tendría 55 años, parecía que cargaba una peluquita castaña,
su piel era color mostaza, ropa cara
pero mal vestido, ESTABA HACIENDO UN AUTO-VIDEO PARA SUS REDES, CALCULÉ. Al tipo no le dio vergüenza que yo lo viera,
era ridículo, rozaba lo patético pero no sentía vergüenza de nada. Y lo más
loco es que seguramente se gane la vida haciendo cursos de auto-ayuda para amas
de casa desesperadas, o jóvenes vagos que tratan de progresar. Se sentó en un
banquito contiguo y repasó varias veces el videíto… Satisfecho, lo subió a las
redes.
APARECIERON LAS NIÑAS GOMAS (así las denominé al
cabo de un tiempo). Son
unas pequeñitas de entre 7 y 10 años que andan solas por el parque como si viviéramos
en un pueblo de Suiza. No tenía
paciencia para tolerarlas. Pero me vieron y corrieron a mi encuentro, la más
grandecita tiene los ojos grises, incisivos, me desgarra la paciencia. Me habla
sin parar y no me conoce. Me ponen nerviosa, incomoda. “De pronto si pasara alguien
y me viera con las nenas y después a las nenas les pasara algo… ¿qué diría la
gente? Me acusarían de pedófila, de trabajar en una red… es un horror” pensé sobrecogida.
Comencé a caminar por la plaza y las criaturas parlantes me seguían. Tenía
ganas de decirles que se fueran, que me dejaran sola, pero en el fondo eran un
par de niñas y no podía maltratarlas. Quién sabe porque andan solas por la
plaza, quizá la madre no las quiere y entonces yo soy su único alivio. ¡Bah… a
quién engaño, así no soy el alivio de nadie!
Las niñas gomas me preguntaban por
los perros y también me hacían preguntas personales. Entonces encaré la calle
para largarme. En cierta forma las desprecié y sentí culpa al irme.
Cuando me estaba yendo vi que las
nenas se sentaron cerca del hombre que filmaba. No me gustó nada la situación…
Pero tenía hambre, unas severas ganas
de morfar lo que sea “mmm lo que sea”. Ya tengo como 3 kg de más. “No soy la
madre de las nenas”, pensé con bronca ante el remordimiento de tener que
cuidarlas. Luego miré hacia el balcón en que las nenas vivían y vi una señora
con pelo negro despeinada, cara de loca, fumaba.
Sentí paz. Me fui tranquila.
Dificultad del día de hoy: 10+
COSAS RARAS: Yo que soy un oso polar bien comido –coMMMido- no puedo dormir de
noche.
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