Sentía el repiquetear exhaustivo e inquebrantable
de la lengua del Muchacho contra sus bolas. Se lamió hasta enloquecerme. Siete
de la madrugada, me había dormido a las cuatro, SIETE de la madrugada se chupo
tanto sus huevas que me despertó. ¿Qué pasa viejo?, le dije. Giró su carita de sátiro,
extrañamente tierna. La gatita lo miró con una severa expresión de fastidio. Me levanté en un invierno profundo, en mi cocina nevaba, preparé mate y leí los diarios. Mierda, la vida
es pura mierda, cerré los diarios. Abrí los mails, mierda, los mensajes son
pura mierda, cerré los mails. Abrí los bancos, un vacío inescrupuloso. No abrí
más nada.
Ayer hice un guiso para alimentar a cien
bocas. Mínimo. Cien bocas de buen porte, como la mi hermano con sobrepeso. Hoy
voy a llevarle comida a mi madre, y es un momento que ansío, como cuando era
pequeña y me decían que iríamos al Jardín Japonés.
Surfeo las horas con incomodidad. Hay un momento
en la tarde que no sé cómo domarlo. Entre las 17.30 y la tercera vez que pienso en
suicidarme hay un vació tan profundo como el de mis cuentas bancarias. Es la
hora que denominé La hora de la muerte, donde ni el termómetro
quiere mirarme. Siempre me disgustó ese momento del día, puntualmente las siete
de la tarde. Es una hora perdida a la que no le encuentro un buen uso; pero es
como si ahora ella supiese mis debilidades y me acobardar con su lentitud
plomiza. Allí tiemblo, siento calor en mi piel, tanto que se transforma en un
fuego oleoso y no sé cómo apagarlo. En ese momento siempre pienso en fumar un
cigarrillo. Pero como todas las semanas tienen sus viernes, todas las siete de
la tarde tienen sus veinte horas; y entonces, salto de cabeza a un mar de cerveza que
refresca cada ápice de mis sinapsis.
Hay una idea que anda girando por mi cabeza.
Presiento que me van a echar del trabajo. No me disgusta del todo, pero sería
un derrumbe emocional muy potente. Yo dejé de fumar y absolutamente todas las
emociones del mundo se exacerbaron. Es como el aleteo de las mariposas. Quizá
sea mi culpa. Quizá deba replantearme aquello, eso, esto, es.
DIFICULTAD DEL DÍA DE HOY: 5 CON PENSAMIENTOS SUICIDADAS.
COSAS RARAS: ME ESTOY ACOSTUMBRANDO A TODO ESTO.
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