Quiero estar donde estoy
Pensar lo que pienso
Abrazar lo que abrazo
Aquí y ahora
Quiero estar donde estoy,
sentir lo que siento,
abrazar lo que abrazo
Y siempre vemos la vida del asesino
desde afuera, desde la mirada del detective, de la víctima, nunca desde la
oscura psicología de quien ejecuta el acto. Las películas o los libros no nos
han sabido mostrar cómo son por dentro, cómo (y no por qué) sienten lo que
sienten, y piensan lo que piensan.
Retiré el cuchillo de su vientre con
una total expectativa de placer, y sentí aún más que eso, sentí éxtasis como el que se siente con las drogas. También sentí la necesidad rotunda
de volver a hacerlo, sabía lo que quería y fui por ello.
La SANGRE se desparramó por toda la terraza, corrió en hilo hasta desembocar en una rejilla. El reflejó de mi cara en ese líquido espeso fue distinto porque sentí a mis músculos contracturados, serios sepulcrales; y sin embargo, me reflejé sonriendo. Y mi sonrisa vistió su herida abierta y la maquilló de sueño. No había remordimiento. No había testigos, ni siquiera yo fui testigo. Patrullé mi sentir un buen rato, de equina a esquina, de pies a cabeza. Fue un camino de ida, me latía el corazón y sentía el pecho abierto, si hubiese habído alguien frente mío lo podría haber visto.
Siempre supe que en algún momento lo volvería hacer. Al principio quizá existió algún tipo de confusión,. Confusión devenida en cierta conciencia de que lo que uno hace (hizo) está mal y puede dañar; pero luego, luego el placer ipso facto EMERGE PODEROSO Y nos reivindica. Allí nos volvemos reyes, reinas, sabio entre sabios. Guardé el cuchillo aun húmedo detrás de una maceta.
La SANGRE se desparramó por toda la terraza, corrió en hilo hasta desembocar en una rejilla. El reflejó de mi cara en ese líquido espeso fue distinto porque sentí a mis músculos contracturados, serios sepulcrales; y sin embargo, me reflejé sonriendo. Y mi sonrisa vistió su herida abierta y la maquilló de sueño. No había remordimiento. No había testigos, ni siquiera yo fui testigo. Patrullé mi sentir un buen rato, de equina a esquina, de pies a cabeza. Fue un camino de ida, me latía el corazón y sentía el pecho abierto, si hubiese habído alguien frente mío lo podría haber visto.
Siempre supe que en algún momento lo volvería hacer. Al principio quizá existió algún tipo de confusión,. Confusión devenida en cierta conciencia de que lo que uno hace (hizo) está mal y puede dañar; pero luego, luego el placer ipso facto EMERGE PODEROSO Y nos reivindica. Allí nos volvemos reyes, reinas, sabio entre sabios. Guardé el cuchillo aun húmedo detrás de una maceta.
El placer es el verdadero motor. El placer
extremo, sentir ESE alivio. Como si la mano se estuviera incendiando y entonces
un balde de agua nos apagara el fuego. ESE ALIVIO supremo que solo la carne puede
provocarnos. La carne y el jugo, el fuego se apaga, la noche culmina y yo
quiero sentir lo que siento y pensar lo que pienso. GRACIAS placer, gracias
fuego, gracias noche. Guía. Sin duda es la guía. Donde hay placer, hay milagro
y uno encuentra todo. A uno.
DIFICULTAD DEL 1 AL 10: a veces la nada ayuda.
COSAS RARAS: Me dieron ganas de comer un bife jugoso. A mi que me gusta bien quemadito.
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