Escupí el chicle por la ventanilla, la música se encendió sola, como siempre que enciendo el auto. Manejé con dirección a alguna casa pero iba perdida. La lluvia incesante en el cristal, sus colores buscaban formas en mi córnea.
Me alejé, supuse que te alejabas
también; supuse que subías la escalera y entrabas a tu departamento. Tu ropa se
amontonó en su rincón preferido. Tu piel se acurrucó en la manta que dejé
caliente, te tocaste imaginando mis dedos, te encendiste y tu recuerdo busco mi
piel.
Me desvié en el camino, confundida puse el GPS.
"Su destino está a 30 minutos", me alertó la maquinita que siempre me
salva.
Supuse que encendiste la luz del baño y
limpiaste tu cara, tus manos. El agua era fría y te molestaba. Caminaste de
nuevo hasta tu cama.
Cambié de canción, cambié otra vez, era un caso
perdido.
El limpiaparabrisas desnudaba la autopista, el
coche de atrás quería empujarme. No me apuré, aún era tarde.
Supuse que tomaste agua, la que
dejaste en tu mesa de luz, te aferraste a la almohada sin decirle mi nombre.
Llegué a mi casa.
Me estaban esperando.
Me acosté junto al cuerpo inerte
que estaba del lado de la cama que no duermo pero al que mis piernas acuden con
frecuencia.
Hubiese deseado que no esté, no tenía ganas de
amanecer con nadie, mucho menos con alguien que no tuve sexo salvaje y
apasionado. Entonces
sentí un dolor punzante en la boca del estómago. ¡Estaba allí! Era la muerte buscando mi
atención.
— ¿Qué querés?— pensé entre dientes pero no
alcé la voz por miedo a que despierte mi
flamante parejita que hace un mes tiene las llaves de casa y no estoy de
acuerdo con eso.
Cualquier humano normal hubiera advertido la
presencia de un gas entre las tripas retorcidas, pero yo no. Comencé a sudar
frío temiendo lo peor. Además había oído que muchos contrajeron COVID
advertidos por un dolor abdominal fuerte. Listo
estoy muerta, me sentencié. Fui a
hacer pis una vez más. Luego me acosté rodeada de susurros terminales.
Hoy amanecí bastante deshinchada. Corrí hasta
la cocina para hacerme ricos mates.
Acá me
quedo. Veremos qué surge en el día.
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